*Modo anuncio de culebrón on*
En este capítulo, antiguos odios se reavivarán. Recibiremos no una, sino DOS visitas inesperadas, ambas con consecuencias nefastas para nuestros protagonistas. Viviremos un "hasta luego" y un "bienvenido" pero... ¿de quién? CHAHCHACHAHCHÁN.
*Modo anuncio de culebrón off*
Ah, comentad
Capítulo Seis: La S. S. A. P. H. B. E. E. L. T. G. S. -
http://imlazysowhat.blogspot.com.es/2012/10/capitulo-seis-donde-estas-y-quien-eres.html
Capítulo Siete: El asalto
-Ah, pues muy bien. Buenos días y vete por ahí.
-¡Eh! ¿Por qué tanta hostilidad, niña?
Estaba empezando a cabrearme. Y si me cabrean me pongo violenta. Pero mucho. Lo aparté de un empujón que lo tiró a la nieve y grité:
-Kestri, o me sigues o te quedas.
Y Kestri me siguió.
-¡Oye! ¿Tú no eras una de las subscriptoras de mi blog? -me preguntó Hur mientras nos alejábamos.
-¡Cállate la boca! Era horrible y tenías cuatro fans pringados.
Eso le dolió, lo noté. Y a mí me llenó de satisfacción, mirad si soy mala. No sé por qué lo odio tanto. Supongo que me esperaba un adefesio y no... ESO. ¡Uy cómo NO lo aguanto!
Mirad qué cara de loca |
-Parecía majo...
-Cállate la boca tú también, Kestri.
Scruffie estaba babeando, corriendo de un lado a otro, con cara de tírameunpalo. Y se lo tiré. ¿Para qué iba a usar yo esa ramita inofensiva?
Inofensiva. Sólo inofensiva. Inofensiva
Eran Ardillas. Pero distintas a las que había visto hasta ahora. Tenían un pelaje extraño, más denso, como si estuviera diseñado para que nada lo atravesara, frío o armas. Zarpas y dientes amarillos y afilados. Y los ojos. Esos ojos. Si los normales ya eran terroríficos, imaginad cuando les añades un brillo demente y rojizo. Estábamos perdidos.
-¡¡¡AGÁRRATE!!!
Estaba volando. Hice lo que me ordenaba Kestri y cerré los brazos a la desesperada. Me quedé colgando en posición koala de la rama de un árbol. Al mirar hacia abajo, vi cómo lo acorralaban y se tiraban encima suyo. Scruffie ladraba y daba vueltas alrededor del grupo, pero la ignoraban.
Kestri se resistió, con todas sus fuerzas, pero eran cuatro, muy fuertes, y él era... sólo Kestri. El pequeño y adorable Kestri. Que me perdonó la vida a Scruffie, a mí, nos puso a salvo y me acababa de salvar heroicamente sin pedirnos nada más que un simple pastelillo de chocolate. Se lo llevaron entre gruñidos y "Otro más, el Amo estará contento".
Me dejé caer, simplemente. No noté el golpe seco contra la nieve, ni a Scruffie que me lamía la cara después de perseguir a las Ardillas Malditas. No noté nada. No sentía nada. Ya no. Ya no tenía ganas de vivir. Para qué. Todos los que me intentaba ayudar acababan en desgracia.
No noté los brazos de Hur, que se acercó alertado por los ladridos de mi almendrita. No noté la larga caminata. No noté la entrada al refugio, ni la manta suave y reconfortante. No noté la taza de chocolate caliente. No respondía. Estaba dispuesta a dejarme ir.
Hasta el abrazo. Eso sí que lo noté. Abrí el dique de lágrimas y lloré todo lo que no había podido llorar hasta el momento. Todas las pérdidas, la culpabilidad, el miedo, un mundo que se me desmoronaba. Hur me acariciaba y decía que todo pasaría, que no había nada que pudiera hacer.
Sí que lo había. Había una opción, y ya estaba determinada. Me unía. A partir de ese momento sería una Protectora del Hechizo. Por mi antigua vida, por mí, y sobre todo por Kestri.
Furcia Number One (aka Nocciola) |
-¡TÚ! ¿QUÉ HACE ESTA FURCIA AQUÍ?
-Avlin, esta es nuestra co-líder... Nocciola, creo que ya os conocéis.
¿Ella, la princesita popular de la escuela, una resistente, una Protectora? Demasiado para mi cabeza otra vez. Creo que ya sabéis que soy propensa a los desmayos.
Perdona, Olivia! ;], pero te he dejado un pastelito bueno bueno. Un mundo de posibilidades se abre ante ti...
Y POR EL AMOR DE LA GRAN PATATA, ¡encontrad un título de una puñetera vez!
Patata Aplastasueños