Capítulo Once. "...yo ya si eso los busco"

Vale, aquesta és la entrada TRENTA (vale, esta es la TREINTA) y madre mía treinta entradas ya. Hay que ver qué rápido pasa el tiempo. Qué deprisa cambian las cosas. Un día estás en un pequeño blog con 4 seguidoras a las que tienes que sobornar para que se pasen, y ahora igual. ¡Cómo hemos crecido! Ven a comer lentejas. 

Después de estas típicas frases abuelitenses, vamos a lo que vamos. Que no es otra cosa que la entrada. Sé que las últimas no han sido gran cosa, pero dejadme mentiros diciendo que estaba muy ocupada y poco inspirada. Y dejadme mentir también diciendo que esta la llevo escribiendo toda la semana y que no la estoy improvisando sobre la marcha como me prometí que no haría.


Pos na, sin más dilación... Qué coño, ¿por qué no más dilación? Ahora os hago un resumen culebronero de esos que tanto nos motivan y gustan.


*Modo anuncio de culebrón on*

En este capítulo, nustros protagonistas se verán cara a cara con una gran sorpresa. Un encuentro inesperado los aguarda. Lealtades y engaños transcurrirán entre una incipiente historia de amor... ¡No nos cambien de canal!
*Modo anuncio de culebrón off*

O lo lees con entonación sudamericana o no tiene gracia... ¡NO es racismo! Es que los culebrones de Sur América son mundialmente reconocidos, deberían estar orgullosos


Que nos desviamos, vayamos ya con el capítulo de nuestraincreíblehistoriaqueapesardelocreativaqueesyladeseguidorasquetiene NOENCUENTRATÍTULO. Ahí, maestra de lo subliminal.


Capítulo Diez: Alarms everywhere... -

http://imlazysowhat.blogspot.com.es/2012/11/capitulo-diez-te-lo-dije-te-lo-dije.html


Capítulo Once: Una pequeña mentira


Arranqué a correr en dirección contraria a Hur y Nocciola. Con las sirenas, la gente corriendo y un sospechoso polvillo blanco que empezaba a caer del techo que indicaba que la cosa se derrumbaba de un momento a otro, era imposible que se dieran cuenta y me lo impidieran


Braceando como una loca entre un torrente de avellanas despavoridas correteando en todas direcciones conseguí llegar a la salida. Me abalanzé sobre la puerta y el aire frío me cortó la respiración. Más avellanitas ondeando los brazos al viento y chillando a pleno pulmón, corriendo hacia el bosque, intentando evitar que una de las Ardillas Malditas se las merendara.



Vale, imaginad este pero muchos y en avellana
Era la mía. Me hice una bolita y empecé a rodar a toda pastilla en dirección al Bosque Maldito, haciendo eslalon entre las bestias pardas de ojos rojos que destruían nuestro refugio. Rodé y rodé hasta que me empotré contra un tronco. Estaba salvada.

Al mirar atrás vi que no todo el mundo estaba teniendo mi misma suerte. Se oían crunches y gritos por todas partes; las Ardillas nos agarraban a lo King Kong y nos devoravan casi sin masticar, pero no podía hacer nada por ellas... Yo no.


Pero Hur sí. Y la guarra de Nocciola también. Aparecieron de la nada, como ninjas, enfrentándose a los monstruos sin vacilar ni siquiera un poquito. Uno con una ballesta y la otra con una larga espada, iban liberando a las pobres avellanitas que habían caído en manos de los bichos malos. Se movían con una agilidad increíble, como en una danza ya ensayada, ningún movimento en falso y todos útiles y certeros. Eran la pareja de baile perfecta. E
llos solos estaban haciendo caer esos engendros diez veces más altos, salvando decenas de avellanas de una muerte segura. 

Y de mientras yo, embelesada e incapaz de moverme, haciendo lo que mejor sabía: huir y esconderme. Sentí una profunda envidia por Nocciola, por estar luchando al lado de Hur y por ser tan endiabladamente grácil y liviana. Normal que siempre sacara dieces en Educación Física. Le llega a montar el numerito este al profe y se retira para cederle la plaza.


Casi habían acabado con todas las Ardillas. Ya no quedaba gente en el improvisado campo de batalla. Cuando la última fiera cayó no daba crédito a mis ojos. Dos avellanas diminutas solas contra esas cosas, y habían ganado. Me dejé caer. Vi como se abrazaban y se felicitaban, como quien hace una buena partida al Tetris. Había sido increíble. Un microscópico pinchazito de ODIO me recorrió al ver que se abrazaban. Quien fuera Nocciola...


¡Joder! ¿Y para qué quería yo ser Nocciola? ¿Para combatir al lado de Hur? ¿Del encantador, atlético, ágil, atractivo e irresistible Hur? PFF. Claro que no. Faltaría más


Me levanté y eché a andar hacia el Bosque, desorientada y sin rumbo. Sin rumbo porque no tenía ni repajolera idea de por dónde empezar a buscar a Kestri, y desorientada porque no sabía qué pensar respecto a mi repentino ataque de celos. Que no eran celos. Que era un sano recelo por la excelente forma física de Nocciola y la bonita afinidad que tenía con Hur. Perfectamente sana. Sanísima, sana de la muerte, sana que te cagas. No había por qué preocuparse.
 

Acaricié la cabeza a Scruffie con la mirada perdida profunda. Quién fuera almendra. Me miraba con la lengua fuera y los ojos ligeramente desviados, ajena a todo. Anda que no. Vaya morro tienen las almendras.



Mirada parecida a la de Nocciola
AVLIN! ¿Dónde está esa niña? ¡AVLIN!

¿Me estaba llamando? ¿Por qué? ¿Se preocupaba por mí? Me giré y lo vi corriendo hacia mí, con Nocciola con cara de "te arranco la cabeza de un mordisco" detrás.
Nocciola 1, Avlin 1.

-¿A dónde vas? La mayoría de gente se ha ido al otro refugio, justo en dirección contraria. ¿Por qu...? No pensarás ir tú sola por el Bosque, ¿verdad? ¡Es una locura! ¿Qué se te ha perdido aquí?


-Uhm... Nada -¿qué iba a decirleNo podía contarle que me iba a buscar a Kestri y de paso intentar averiguar algo más sobre la Cuchara del Destino-, ¿a-a dónde ibas tú, listo?


-¡Te buscaba! Era obvio que o te perderías o decidirías ir por libre o se te habrían comido o...


-Valevale, capto la idea.


-Ok, todo el mundo está bien y todo el mundo se preocupa por todo el mundo. ¿Nos vamos ya al Refugio II? Avelo y los otros nos estarán esperando -nos cortó Nocciola la Estúpida con su cargante voz aterciopelada.


-¡NO! Yo... Es que tengo que ir a... ver si puedo de alguna forma... y solo si es posible ya... no sé por dónde iba.


-¿Qué intentas decirnos? ¿A dónde pensabas ir, Avlin? -me inquirió Hur.


-Eh... Es que no puedo ir al Refugio II porque... Resulta que tengo una... famiiiiilia que está... dentro del Booosque... y quizás ellos saben algo de las Ardillas Malditas.


-¿Hablas en serio? ¿por qué no lo habías comentado antes? -prenguntó incrédula Nocciola.


-Por que no... los he visto nunca. Y no sé dónde viven. Creo que por allí. Así que vosotros dos id al refugio y yo ya si eso los busco.


-¡Podrían ser útiles! Avlin, tenemos que encontrarlos. A lo mejor saben algo que nos ayude a acabar con las bestias esas. 


Buenooooo, la que acababa de liar. ¿Cómo salía yo de esa? Tenía que buscar a Kestri, pero sola no llegaría muy lejos... Dos compañeros tan experimentados me resultarían muy valiosos. Pero no había ninguna familia silvestre... Aunque no podía reconocerlo. No con Hur y Nocciola mirándome esperanzados. Además, no tenían por qué enterarse jamás. Se cansarían y volverían a co-liderar el Refugio II. 


En ese momento, la pequeñita mentirijilla sobre el motivo de mi viaje me pareció razonable y hasta buena idea... Craso error.



Genial, a lo tonto a lo tonto me he cargado el plan que tenía para la historia. A ver si por intervención del Karma me cuadra y puedo colar mi idea. Disculpen el retraso de una hora en la publicación de la entrada...



Patata Aplastasueños

Capítulo Nueve. "¿Crees en los cuentos?"


Vale, aquesta és la entrada vint-i-nou (vale, esta es la entrada veintinueve) y desde ahora propongo publicar una entrada cada viernes. Parece mucho tiempo, pero así tenemos freno para no emocionarnos y acabar a entrada por día. Aunque a algunas -.- no les hace falta un freno OLIVIA DOCE DÍAS, DOCE DÍAS OLIVIA MECACHIS.

Además, imaginad la alegría que os provocará salir del cole/insti/uni/ofi/estación espacial/a lo que dediquéis el día entero y saber que una nueva entrega de la historia os estará esperando. ¿Eh? ... Lo sé. Pero alguna excusa necesito. 

Pues nada, seguimos con la historia de las aventuras de nuestra avellana favorita Avlin (ui que largoooo, si alguien pudiera poner remedio creando un título YA). 

Capítulo Ocho: No puedo hacerlo no, no me dejan... –
http://imlazysowhat.blogspot.com.es/2012/11/capitulo-ocho-donde-te-crees-que-vas.html 


Capítulo Nueve: "La revelación"

-De aquí no te marchas, niña -respondió con una mezcla de lástima y diversión.

-Impídemelo si puedes.

Ese gen guerrero... Eché a andar, sin saber muy bien por qué. Al menos que no me viera parada y supiera que en realidad no tenía ni idea de adónde iba.

-¿Dónde te crees que vas?  

¡Mierda! Piensa cerebro, piensa veloz como el viento.

-¡Cállate, idiota!

Ole. Ahí, derrochando originalidad y inteligencia. Muchas gracias.  

-¿Por qué tanta hostilidad, niña? Intento ayudarte.

-Pues gracias pero no te necesito.

Seguimos con las contestaciones interesantes y agudas.  

-Oye, tengo cosas que hacer. No puedo perder el tiempo preocupándome por una sola avellanita cuando hay cientos de ellas que me necesitan. ¿Sabes que siguen llegando más y más refugiados? Ya no damos abasto. Pronto se acabarán las provisiones, y el invierno no ha hecho más que empezar. ¿Qué haremos cuando no podamos alojarlos a todos? ¿A quién echamos primero a la fría nieve? ¿Los niños, los ancianos, los heridos? Son los que menos pueden contribuir, pero no podemos dejarlos morir de frío. Qué vamos a hacer. Qué vamos a hacer... 

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Bombilla. Símbolo internacional para las buenas ideas
Su voz era apenas un susurro. Ahora mis problemas me parecían insignificantes, nimiedades comparadas con lo que debía estar pasando Hur. Ahora su carácter amargo, silencioso y sarcástico que tanto me molestaba cobraba un nuevo significado. Sentí pena por él, una lástima infinita y mucha, mucha frustración. Y entonces... Bombilla. Me giré de golpe.

-¿Crees en los cuentos? -le espeté con mirada inquisidora de loca.

-Ya. ¿Perdona? -respondió retrocediendo, como si el frío me hubiera congelado las neuronas.

-¿Conoces el cuento de la Cuchara del Destino?

-¿El cuento de qué? -dió otro paso atrás. Me seguía mirando como si me estuviera comiendo un bocata de polvorones con sardinas y trocitos de cucaracha. Lo fulminé con la mirada.

-Va en serio. La princesita robada... Los dos pueblos que se enfrentan... La Cuchara para separarlos... Anda ya.

-De verdad que no me suena de nada.

Ni a él ni a nadie del refugio. No entendía qué estaba pasando. En realidad no lo había visto nunca escrito, sólo lo conocía de boca de mi madre. ¿Por qué nadie más lo conocía? No podía ser que mi madre se lo hubiera inventado. Si era así deberían haberle dado un premio, porque vaya imaginación.

Cara de revelación. O de loco. Depende.
Imaginación... o no imaginación. ¿Por qué tenía que ser inventado? La realidad supera la ficción. ¿Y si en este caso la realidad inspiró la ficción? ¿Y si el cuento era una forma original de que no se olvidara lo que ya había ocurrido una vez?


Ha quedado una bírria de entrada, no hace falta que lo digáis. Tampoco me vengáis ahora con "OMG me ha encantado es una pasada KISSES <3<3<3".

No todas pueden ser obras maestras, jolines. En mi defensa diré que cuando empiezas a calentar ya te has quedado sin espacio. Y además, es una "entrada guía", no una "entrada efecto". Es de esas sosillas que te encauzan la historia y te la preparan para un giro de guión... que nos dará Olivia!;]. MUAHAHAHA.
No es para mandar indirectas, pero Nocciola hace mucho que no sale para ser la colíder... Haz que la odiemos, que tú puedes.

Una duda que me ha quedado... Y el título del Capítulo Ocho... ¿a qué venía?



Patata Aplastasueños